¿Por qué nos cuesta más concentrarnos?
Cómo romper el poder de las Redes Sociales y la información rápida
Vivimos en un mundo donde las redes sociales y los vídeos cortos nos envuelven con su inmediatez y atractivo visual. Basta con un par de clics para perdernos en un interminable carrusel de contenidos que capturan nuestra atención durante largos ratos y después de los cuales nos sentimos aletargados. Nos hemos acostumbrado a consumir información rápida y superficial; incluso los diarios, se parecen más a un compendio de anuncios clasificados que a fuentes de análisis profundo. Esta falta de sustancia y veracidad en la información no solo afecta nuestra capacidad para concentrarnos, sino que también deforma nuestra percepción de la realidad.
Pero, ¿por qué buscamos estas distracciones? La respuesta está en la naturaleza de nuestro cerebro. A este le encantan las tareas sencillas y de gratificación instantánea porque no requieren de mucho esfuerzo ni gasto energético. Además, nos permiten posponer actividades que implican un mayor nivel de concentración y trabajo mental. Sin embargo, este hábito tiene un costo: nuestra capacidad de enfocarnos a largo plazo se ve deteriorada.
Lo positivo es que, al igual que muchas habilidades, la concentración se puede entrenar y mejorar. Aquí te dejo algunos consejos prácticos para fortalecer tu enfoque:
Desconecta el móvil y silencia notificaciones en tu ordenador portátil: Cada distracción puede costarte hasta 20 minutos para retomar el tema con el que estabas.
Limita tu tiempo en redes sociales: Ajusta los límites de uso diario en tu teléfono para evitar caer en el ciclo de la distracción constante.
Redescubre la lectura: Elige un tema que te apasione y comprométete a leer un número fijo de páginas cada día.
Prueba la técnica Pomodoro: Indispensable para mi. Trabaja en bloques de 25 minutos sin distracciones, seguidos de 5 minutos de pausa. Existen multiples aplicaciones y herramientas gratuitas en internet que facilitan su implementación.
Ajusta tu consumo de cafeína: Sé consciente del impacto de la cafeína en tu concentración y energía. Ajustar tu ingesta puede hacer una gran diferencia.
Ralentiza tu ritmo: No siempre tienes que estar a mil por hora. A veces, simplemente desacelerar y respirar profundamente ayuda a centrar la mente.
Espacio de trabajo minimalista: Mantén tu espacio de trabajo limpio y libre de distracciones visuales. Menos es más.
Medita: La meditación es una excelente herramienta para gestionar los pensamientos intrusivos y mejorar tu capacidad para mantener la concentración en una tarea específica.
Tomemos consciencia de esta realidad y empecemos a hacer ajustes en nuestras rutinas. Esa pequeña diferencia diaria será enorme en unas semanas.