Un Fondo Soberano para España y el elefante en la habitación
Oportunidad y urgencia de su creación como complemento al sistema de pensiones
España se encuentra en un período de oportunidad de cambio de su modelo productivo pero también en un momento de urgencia en cuanto a la sostenibilidad del sistema de pensiones.
En este contexto, la creación de un Fondo Soberano no solo apoyaría una hipotética a vuelta a la senda de la viabilidad de las pensiones sino que implicaría un respaldo a las generaciones que hoy ponen en duda que podrán disfrutar de estos derechos adquiridos por los ciudadanos españoles a principios del siglo XX, como respuesta al auge del socialismo europeo de la época.
Un Fondo Soberano gestionado responsablemente no solo incrementaría el patrimonio de todos los ciudadanos por la vía del interés compuesto sino que también ampliaría la capacidad de España de ser influyente en la economía mundial, teniendo un papel relevante en las decisiones de empresas de ámbito global.
Actualmente existen sucedáneos de algo que podrían suponer un punto de partida, como la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), que gestiona empresas como Correos o la Agencia EFE y la Compañía Española de Financiación del Desarrollo (COFIDES), más dinámica, y que anade a su due-diligence el impacto social y medioambiental de sus inversiones. Hasta ahora, ninguno de los dos cuenta con la influencia y recursos de un Fondo Soberano.
¿Cómo se financiaría?
La gran pregunta es cómo puede España construir tal fondo, en un Estado con cuentas deficitarias cada año desde 2008:
El Fondo Soberano Noruego, el que gestiona la cartera de activos más grande actualmente, nació para dar rentabilidad y gestionar las ganancias procedentes del petróleo. No es ningún secreto que España se encuentra en una fase de atracción de inversiones alrededor del poder de sus horas de sol. Esto incluye tanto la generación directa de electricidad que se vierte a la red, como la creación de plantas de producción de hidrógeno verde, el cual se presenta como una alternativa a los combustibles fósiles. Esto le otorga la oportunidad a España de explotar este recurso natural infinito, más allá de los chiringuitos y las reservas hoteleras. Y si, complementariamente a atraer inversiones, España se beneficiara de los resultados de las mismas de manera mucho más directa?
Más a corto plazo y a modo de transición sería posible capitalizar los beneficios del turismo. En la actualidad algunas localidades aplican tal impuesto sin que ello haya supuesto ningún perjuicio especial en la demanda de estancias hoteleras.
El elefante en la habitación: el sistema de pensiones.
La deuda de la Seguridad Social refleja el problema sistémico en el que se encuentran las cuentas españolas, con una pirámide poblacional en conflicto con la estructura del sistema de pensiones. Además es un problema que transciende el debade electoralista. Desde mayo de 2017, se ha visto incrementada en un 35% anual hasta 2023, incluyendo un incremento del 60% entre 2017 y 2018, todavía con Mariano Rajoy en el poder.
Las subidas de las pensiones no responden a una preocupación de la clase política por nuestros mayores, una vez observamos el trato que se ha dado a otras políticas sociales. Las generaciones que disfrutan de pensiones o están cerca de hacerlo suponen la amplia mayoría del espectro electoral, además tienen índices mucho menores de abstención en el voto.
Esto está incrementando anualmente la brecha generacional entre mayores de 50 y menores de 35-40 por dos vías: por un lado se están subiendo cotizaciones sociales a generaciones con empleo precario y con salarios con un poder adquisitivo ampliamente menor del que disfrutaban las generaciones anteriores para financiar generaciones que en muchos casos tienen un patrimonio desahogado. Por otra parte, nos encontramos en una espiral de deuda cuyo pago tendrán que hacer frente las generaciones más jóvenes. El caso de no poder hacer frente a una deuda muy por encima del PIB anual, tendría consecuencias conocidas en Argentina o Chipre, con empobrecimiento masivo de los ahorradores.
Por consiguiente, una parte significativa de las futuras subidas de las pensiones, pivotarían hacia este fondo. Esto supone desviar fondos del presupuesto de hoy para que todos los ciudadanos se beneficien en décadas más allá de la legislatura, por lo que los incentivos de los gestores políticos a poner en marcha tal iniciativa, chocan de frente con el cortoplacismo para mantenerse en el poder. En España, por desgracia, no hay razones históricas para pensar que va a haber un cambio de tendencia.
Su gestión
La gestión es por naturaleza, pensada a nivel estatal, como una forma más dinámica de hucha de las pensiones de la cual el ejecutivo de turno no puede disponer para otras partidas del presupuesto, aunque no es descartable una versión autonómica si el gobierno regional de turno así lo considera, como ocurre en varios Estados de los Estados Unidos de América.
En cuanto a su operativa, el Banco de España en su independencia cuenta con la competencia suficiente para gestionar tales fondos a través del nombramiento de gestores capaces. Una privatización de la gestión de tal fondo sería por lo tanto ineficiente y más costoso.
Siendo consciente de las complicaciones de poner en marcha esta iniciativa, como en todo, es imposible hasta que hay voluntad política. Ni más, ni menos.